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Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible


Periódico HOY (edición papel), 9 de junio de 2012

¿Se puede ganar la alcaldía de Badajoz sin necesidad de movilizar a su militancia? Antes de la debacle socialista, los órganos de dirección pensaron que sí. Estábamos tan acostumbrados al éxito electoral, que fuimos descuidando lo más importante: fidelizar la confianza de la militancia. Muchas Ejecutivas de Agrupaciones Locales se conformaron con un modelo de organización pasivo, que esperaba a que fuese el militante el que se adhiriera a las escasas actividades que les proponía a lo largo del año. Si el militante no se acercaba por la sede era porque no quería comprometerse. Esta es, por ejemplo, la lectura que hace Celestino Vegas del desinterés de la militancia, muy coherente con su filosofía de partido. La Ejecutiva propone, la militancia se congrega. La Ejecutiva obvia que dentro de sus funciones está reactivar la vida interna del partido, reanimar la participación, no solo proponiendo eventos, sino implicando a la propia militancia en la vida política de la Agrupación. 

El que escribe se afilió al PSOE de Badajoz hace un año. Desde entonces, solo he tenido noticias del partido para asistir a Asambleas estacionales, asociadas a procesos congresuales y a homenajes a socialistas ilustres. Nada más. Cuando rellené mi solicitud de pertenencia al PSOE, incluí que pertenecía al sector de la enseñanza. Se supone que esta sectorial debía ponerse en contacto conmigo, pero no lo hizo. Si no llego a preocuparme por hablar con algunos militantes, aún estaría en casa, esperando a que me digan qué puedo hacer por el partido. Durante el proceso congresual provincial, conocí a una joven militante universitaria que me confesó que solo la habían llamado para esa ocasión, para dejar su voto y nada más.

Solo quien pinta con sus propias manos su casa, se siente parte de la misma. Si no participas activamente de la vida del partido, acabas acostumbrándote a dejar que sea la Ejecutiva quien haga y deshaga. Es una pescadilla que se mueve la cola. La Ejecutiva no motiva y la militancia se inmuniza. Resultado: una Agrupación inane, vacía de vida interna, organizada verticalmente por la Ejecutiva. El mismo esquema que debilita nuestro modelo democrático, convirtiendo al ciudadano en un mero votante, se articula también en las Agrupaciones Locales. La estricta aplicación de un despotismo ilustrado.

Para muchos militantes, especialmente aquellos criados al abrigo de la tradición socialista, han llegado incluso a considerar que este modelo verticalista y poco participativo es el que mayor estabilidad y seguridad puede ofrecer al partido. No se cuestionan los problemas que estoy argumentando en estas líneas. Para ellos tal y como están las cosas basta. No demandan especiales reformas internas; incluso las ven como un experimento peligroso que genera disensión y falta de unidad. Quienes así piensan fueron de seguro buena parte del 44% de votantes que refidelizaron su confianza en Celestino Vegas. 

Sin embargo, la realidad demuestra que este modelo de PSOE está obsoleto y que más que bien, hace mucho daño al partido, aumentando el descrédito y la desconfianza en nuestro proyecto político. No hay que olvidar que u partido político no deja de ser una prolongación de la ciudadanía. Si no se cuida la participación real de la militancia, ¿cómo podremos ser creíbles ante los ciudadanos?

Celestino Vegas afirma que quiere contar con los líderes de las dos candidaturas alternativas. Sí así es, deberá hacer algo más que mero maquillaje político que tranquilice a los órganos de dirección extremeños. No basta con orquestar una pirotecnia mediática para cambiar una inercia que lleva décadas alimentando la cultura del partido. Es necesario que la Ejecutiva funcione como un centro de coordinación de la vida política en la Agrupación, y no como hasta ahora, fiscalizando el flujo de actividad. En un partido democrático y participativo debe existir un feedback entre la militancia y su Ejecutiva; debe propiciarse un reparto eficaz de roles y tareas, coordinados en torno a equipos de trabajo que pulsen las demandas reales de la ciudadanía. Esto no es posible con el actual modelo de organización. 

Pese al discurso buenrrollista que ha caracterizado la reciente campaña de Celestino Vegas,  razones no nos faltan para pensar que existe en nuestro actual Secretario General un escepticismo -cuando no animadversión- hacia este reformismo interno. Esto, sumado a su escaso apoyo en la última Asamblea (44%), no hará sino acrecentar la grieta abierta en Badajoz entre el PSOE y la ciudadanía. O existe una voluntad clara de edificar un nuevo proyecto en la Agrupación de Badajoz, o lo más honroso es que Celestino se retire y deje que otros devuelvan al PSOE de Badajoz el liderazgo político que le corresponde.

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