Afirma Griñán: no son ideas lo que falta en el PSOE, sino nuevas personas que las ejecuten. Quien escribe duda de que esto sea a estas alturas un análisis certero. Sin liderazgos firmes y efectivos es previsible que ninguna idea nueva brille bajo el sol. Ferraz, y por extensión el resto de las piezas del dominó ejecutivo del partido, pretende colar gato por liebre, pretenden hacer creer al ciudadano que el PSOE puede asumir el reto de liderar un proyecto de futuro para España con un mero recambio de caras. Rey muerto, rey puesto.
Existen graves problemas coyunturales, organizativos, de estructura interna, que requieren una reflexión seria y valiente. Cambios que desmantelen viejas inercias y vicios creados, estructuras de poder verticalistas, oxidadas, de las que la vieja generación del partido no quiere deshacerse, mientras la nueva militancia anhela una oxigenación urgente. El PSOE se enfrenta a un proceso de relevo generacional, de cambios profundos en las formas de hacer política y de conectar con un electorado de izquierdas que muda su piel con más rapidez que sus políticos.
Desde abajo, a pie de militancia, da la sensación de no haber cambiado nada. Ferraz parece preocupado en orquestar una estrategia que convenza a la ciudadanía de que algo ha cambiado para que todo siga igual. Pequeños retoques de superficie, adornados de reformismo.
Vea si no el perplejo lector cómo esta actitud vertebra todo el espectro político socialista, desde la política nacional hasta la sede más humilde. En el PSOE de Badajoz, desde que Celestino Vegas revalidara su liderazgo -disculpen el eufemismo- no ha tenido lugar ningún gesto que revele que el socialismo sea a largo plazo un referente de futuro para la ciudad. Celestino ha reducido su labor ejecutiva a breves intervenciones en los medios, que suenan más a una intención de cubrir el expediente que le exigen los Estatutos que a una verdadera oposición responsable y al amago de un proyecto futurible.
Cierto que ha llamado a algunos militantes -a este que escribe, pese a haber solicitado entrar a formar parte en dos grupos de trabajo, aún está esperando respuesta-, pero tras dos meses de ensayo el experimento suena a impostado, a atrezzo, un salvado de apariencias con el que vender su reválida como candidato a la alcaldía (disculpen que sonría).
Analicen si no la escasez proteinica del orden del día de la primera asamblea tras las elecciones a secretario local (imagen superior).
El PSOE sigue sin tener peso popular en los barrios. Una mayoría autocomplaciente y temerosa de Ferraz se atrinchera en la esperanza de ganar Troya con la vieja estrategia de la paciencia indolente. Mientras tanto una minoría cada vez menos minoría aguarda a las puertas poner hacer lo correcto.
Una emoción resuena sobresaliendo con su grito sordo entre las filas socialistas: cobardía y complicidad.
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