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Pliego de cargos



Siento molestar a mi perplejo lector con mi inquietante crónica personal de relaciones funestas con la actual Ejecutiva Local del PSOE en Badajoz. Bueno, cabría matizar -siendo honestos- que uno no sabe bien a estas alturas con quién lidia, si con el secretario general de la agrupación local, con su fiel y dócil secretario de organización, con el señor Lemus o con el mismísimo Fernández Vara. En realidad -seamos claros- tengo la sensación de que la verdadera batalla es mucho más profunda y tiene relación directa con la situación endémica que atraviesa el partido desde sus más honda estructura. No se entiende si no la repercusión interna que pueden tener las opiniones de un lego militante. Supuestamente una organización política como el PSOE no necesitaría siquiera tener que alterarse ante las palabras de un afiliado que ejerce su libertad de expresión en unos momentos en los que como mínimo esto debiera ser un derecho inalienable y, si me apuran, una responsabilidad pública de todo militante con un cierto sentido moral.

Desde julio del pasado año vengo padeciendo, con más perplejidad que inquietud, la alargada sombra de un expediente disciplinario. Esta tarde he recibido lo que debiera ser (a la luz del Reglamento de afiliados) el último paso del proceso; es decir, un ceremonioso burofax con tres páginas que rezan ser el pliego de cargos que se me imputan. Si alguna vez se ven inmersos en un asunto como este (la fortuna no lo quiera), verán que la burocracia y los procedimientos asociados al mismo parecen sacados de una serie televisiva de juicios. El militante pasa a convertirse en un incoado, una especie de presunto delincuente político.

Entren ustedes en el enlace a la carta y comprueben por sí mismos el inquietante totalitarismo que esconden algunos de los artículos del reglamento interno del partido, especialmente aquellos que pretenden blindar el discurso público de su militancia contra opiniones disidentes. No necesita usted ser afiliado o siquiera simpatizante para observar el círculo cerrado, el nudo gordiano que alimenta la lógica interna del partido desde su misma base. En vez de permitir con humildad y escucha activa la libre opinión de su militancia, se atrincheran en un falso victimismo que no hace sino reforzar las deficiencias que la ciudadanía nos reprocha cada día con más virulencia como partido. 

Mi caso no es una mera casuística; al contrario, refleja de manera recurrente la actitud de los órganos directivos del partido en su incapacidad de acercar su discurso a la ciudadanía. Quien escribe no deja de ser, aparte de militante del PSOE, un ciudadano perplejo, un espectador atónito ante las formas con las que el partido vertebra su relación con su propia militancia, su férrea determinación por seguir convirtiendo el PSOE en una oligarquía en donde si la opinión del militante -por muy diferente que sea a la de otros- es respondida con expedientes en vez de con argumentos, ¿qué puede esperar la ciudadanía de nosotros?, ¿con qué fuerza moral nos presentamos ante el pueblo soberano? Algo falla en el PSOE y muy grave, una mella que vertebra la misma naturaleza moral de su estructura interna y convierte a muchos de sus dirigentes en cómplices indolentes de su farsa.

Les adjunto, por si llegaron ahora y desconocen el devenir de mis tribulaciones, la relación de artículos publicados en este blog en relación a mi expediente disciplinario. No hay nada mejor que juzgar por uno mismo:

Un expediente disciplinario (13 de julio de 2012)
Carta de alegaciones (14 de julio de 2012)
Cansado (27 de noviembre de 2012)

Asimismo, les solicito que manifiesten su opinión no solo desde este blog, sino a la misma agrupación local de Badajoz, acerca de estos hechos y muchos otros que dejan al ciudadano con los ojos como platos. A continuación les enlazo las direcciones a las que pueden hacer llegar sus opiniones:

PSOE de Badajoz (Facebook)
Celestino Vegas (Facebook)

Gracias por su paciencia y escucha.

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