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Politeísmo político



No es extraño que el PSOE acabe encontrándose en unos años con numerosos grupos socialistas escindidos del núcleo tradicional del partido. Coaliciones de izquierda disidentes, mezcla de socialistas renovadores y otros grupos de izquierda emergentes. El verdadero campo de batalla de la izquierda se juega fuera de Ferraz. Cada vez son más los progresistas que se alejan del PSOE tradicional y buscan alojamientos limítrofes. 

A mínimo que existan grupos socialdemócratas emergentes con un discurso sólido y renovador, con ganas de entrar a formar parte de las instituciones, la ciudadanía empezará a plantearse si el PSOE es la única alternativa de izquierdas. Cada vez hay menos miedo entre las filas socialistas a comer fuera del plato de Ferraz, cada vez son más los socialistas que se sienten poco representados no ya institucional, sino también ideológicamente. Se acerca una década de cambios lentos, pero definitorios en el nuevo panorama político de la izquierda española. Es de esperar un auge del politeísmo político. Menos afiliados en el PSOE (no es que ahora haya muchos) y un apoyo nunca asegurado de cara a las urnas, que le obligará a deshojar margaritas o mutar. El inmovilismo del PSOE refuerza la proliferación de fuerzas reactivas, brotes afines y corpúsculos escindidos del núcleo. 

Es un hecho ya constatable la ingente proliferación de plataformas socialistas ajenas a la agenda estatutaria del partido, que reflexionan de manera horizontal y proponen programas políticos que demandan reformas sustanciales en el modelo de partido y en el núcleo ideológico que debe vertebrar un socialismo del siglo XXI. Ahondan en modelos que combinen el actual sistema representativo de nuestra democracia con fórmulas directas de participación ciudadana. Asimismo, abogan por una reforma esencial del modelo tradicional de partido, apostando por esquemas flexibles de participación, toma de decisiones y roles adscritos. En estos grupos se encuentra buena parte del germen intelectual y programático del socialismo futuro. 

Todo ello fuera de los cauces formales del partido, incluso en algunos casos con una explícita voluntad disidente. Estos grupos alimentan una ilusión, una voluntad tan honesta por reformar la política tradicional, acercándola a la ciudadanía, que no es de extrañar que acaben fagocitando parte del espectro electoral. Ahora bien, este fértil politeísmo se fragua a fuego lento, necesita tiempo para consolidar su discurso y fidelizar confianzas. A esto se suma la circunstancia de que existe una gran dispersión de voces y acentos en este archipiélago, algunos disonantes, otros radicalizados, y no pocos tímidos, sin fuerza como para atreverse a formar cuerpo. Pero debemos estar atentos a este proceso de transformación, escuchar la hierba crecer. De la crisis del PSOE es previsible que nazca una nueva miríada de plataformas, grupos de presión y partidos políticos de izquierda que empujen fuerte y encuentren hueco en la voluntad popular. 

Casi nunca queda reflejada esta realidad plural y refrescante en los medios de comunicación tradicionales, más empeñados en pulsar la crónica cotidiana de la política institucional. A esto se suma la insistente propaganda impostada del PSOE por presentar al partido como un cuerpo vitaminado, sin quiebra ni intersticios. Eppur si muove.

1 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con este artículo.

    La fuerza de la derecha son las élites financieras. La fuerza de la izquierda es la ciudadanía.

    Como la élite financiera está formada por muy poca gente, con muchos medios, celebran reuniones de talentos o de grupos de presión en hoteles de lujo, salvando fronteras. De este modo, planean estrategias organizadas, que ponen en jaque a los gobiernos de los diferentes países.

    Organizar a la ciudadanía progresista es mucho más difícil, porque por un lado tiene que facilitar información suficiente, y en formato accesible sobre el funcionamiento de las Administraciones Públicas, y el funcionamiento de la economía. Por otra parte necesita movilizar a personas de todos los niveles culturales, en actuaciones coherentes.
    Los gobernantes de izquierda, han sido francamente negligentes en hacer transparente el funcionamiento de todos los entes públicos (Y como muestra el conflicto de la sanidad de Madrid, donde tan apenas hay datos de los hospitales públicos y privados. La derecha puede agitar una vez más el mito de que lo privado es más eficiente que lo público, y es casi imposible poderlo contradecir con argumentos lógicos).

    Y para colmo de la desidia, no se ha preocupado de formar adecuadamente a los hijos de los obreros, que están fracasando en masa en la escuela.

    El PSOE ya no sirve ni a la sociedad, ni a los obreros. Su objetivo número uno es mantener el puesto de trabajo de sus dirigentes. Ha mimetizado a la derecha hasta la locura, sin darse cuenta de que la derecha tiene muy claro a quién sirve, y mima a los que la mantienen.

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