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Encéfalo plano



La noticia que tienen ustedes más arriba, lejos de causarme especial perplejidad -es ya un hábito cotidiano dentro del PSOE de Badajoz-, sí me parece reveladora de la estéril estrategia (si se le puede llamar a esto estrategia) de Celestino Vegas al frente de su agrupación local. A pesar de tener más que suficientes razones para ejercer una oposición responsable y facilidad de ofertar a la ciudad soluciones más atractivas que las que ofrece el actual alcalde, Celestino insiste en dedicarse a gotear noticias sin sustento en la prensa local, muy alejadas de las verdaderas demandas de la ciudadanía. Esta vez le ha tocado al carril bici; mañana quizá sea el misterio de la santísima trinidad, quién sabe. El caso es aparecer en prensa, hacerse ver, aparentar movimiento, a la espera de que Vara reciba noticias de Ferraz. Supongo que el ciudadano pacense se pregunta como el que escribe de qué va el PSOE de Badajoz, en qué sentido piensa representar hoy (no a unas semanas de las municipales) un proyecto de futuro para la ciudad. Da la sensación más que fundada de que ciudadano Vegas actúa con encéfalo plano, con el automático puesto, sin capacidad de decisión propia, sin ideas ni proyectos que generen confianza en una ciudadanía a estas alturas más que perpleja. No se construye un programa de futuro lanzando piedrecitas a la prensa, presenciarse sin algo más que humo mediático, burla a la inteligencia del ciudadano. No basta con aparecer un mes antes de las municipales y lanzar  una campaña de márquetin con trompetas y banderines al viento. El respetable ya no se deja engañar con esta pirotecnia. La estrategia de hacerse ver es no solo insuficiente, sino una farsa que no contenta a nadie, e incluso molesta. Por supuesto, ayer apareció ciudadano Vegas y su soldadesca por la manifestación; hay que estar, aparecer, aparentar tener criterios comunes que te liguen con el sentir popular. Pero ¿basta con esto? Es evidente que no. El PSOE de Badajoz necesita un equipo que realmente sintonice con la realidad de la ciudad, que sea, no solo parezca ser. Hoy por hoy, más de lo mismo. 

No se entiende cómo la propia militancia socialista dio su voto a un candidato tan incapaz de generar un mínimo de empatía. Bueno, en realidad así se entiende, pero ese es otro asunto que tendremos que abordar en otro texto. Mientras tanto, sigamos cavando con indolencia nuestra propia fosa. Ayer no pocos militantes me confesaban su escepticismo hacia la realidad política del PSOE en Badajoz; sentían estar abandonados a la suerte de pusilánimes dirigentes internos, incapaces de pulsar con un mínimo de honestidad y valentía las demandas reales de la calle. Unos dicen que acabarán presentando su carné en vicaría; otros que aguantan a la espera de que les explote en la cara la ineficacia. Pero casi todos se sienten a años luz de las decisiones de la ejecutiva local y, mucho más, de Ferraz. Unos desisten, otros esperan un relevo que no llega. Pero todos detestan el modelo de partido que se les oferta. Y la casa por barrer. 

Como ya he apuntado en otras ocasiones en este blog, estoy convencido de que es un buen momento para que la militancia socialista realice un acto de disidencia generalizada, un asalto al poder interno, desde cada sede local hasta Ferraz. Un movimiento que enfrente de una vez por todas a la dirección del partido y a los diferentes líderes regionales, provinciales y locales con la verdad. De lo contrario, el PSOE no cambiará, tan solo esperará pacientemente a que Rajoy fallezca por muerte natural, presa de su propia incapacidad. Es ahora o nunca. Cuando vuelva el buen tiempo, nadie recordará la necesidad de renovación interna, y a los disidentes se les callará al primer intento. Ahora es aún posible una cierta disidencia; mañana Ferraz no lo permitirá.

Es más, llegado este punto de inflexión, no sería arriesgado plantear dentro de cada sede la ruptura con la línea nuclear del partido y formar agrupaciones independientes. Es un tiempo propicio para plantear la creación de formaciones nuevas, frescas y cercanas con la realidad de la ciudadanía. Este politeísmo de izquierdas es un fenómeno creciente; los militantes están hartos de servir de pasivas cobayas en manos de una dirección federal sorda ante lo obvio. Muchos de ellos se repliegan en plataformas ciudadanas, donde encuentran la presencia de un socialismo real, ausente en sus sedes. Son cada vez más los militantes que disocian su fidelidad a unas siglas con los valores morales que debieran regir un social. De hecho, la afiliación a un partido dejó hace mucho tiempo de ser la opción más satisfactoria para aquellos que desean aportar su honesta voluntad de servicio público. En un panorama en el que los partidos tradicionales no parecen representar el sentir popular, la ciudadanía busca nuevas sendas de participación política, que de seguro solo están en su fase inicial. Es este un fenómeno social creciente e imparable, el único que puede realmente obligar al PSOE a refundarse por necesidad. Siempre fue y lo será una verdad inalterable que está en manos de la militancia, en manos de la ciudadanía, tomar la decisión de seguir representando su papel de dóciles borregos o adquirir por derecho propio el estatus de mayores de edad. Ustedes deciden.

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