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Los cerros de Úbeda




Artur Mas ha prestado a la política española un perfecto mcguffin, un debate auxiliar con el que desviar la atención de lo importante (véase al Ejecutivo) o para enmascarar las deficiencias de discurso propio (véase a Rubalcaba).

El caso del PSOE es flagrante. Añade a la leña catalanista su propia lumbre. Un proyecto que exige reformas mayores, pero que promete kilómetros de tinta en prensa. Con la que está cayendo, andar abriendo un debate constitucional es infértil, cuando no insensato. Revela más la estrategia de eludir centrarse en la propuesta de una alternativa de política económica que parece no existir o que se agota en el recurso ad hoc de una reforma fiscal, a fin de simular frescura política y reformismo. No fueron improvisadas las declaraciones públicas de Felipe González. Más bien fue el pistoletazo de salida de una estrategia política que promete un serial que se alargará durante meses y permitirá de cara a la opinión pública ofrecer una imagen de que pese a no haber viento, algo se mueve en el PSOE.

¿Cuántos militantes y simpatizantes socialistas de base están realmente interesados en reabrir un debate sobre el futuro del modelo autonómico? Este nuevo escenario discursivo ha sido orquestado por los órganos ejecutivos del partido socialista, pero no responde a las demandas y prioridades reales de la ciudadanía. Y lo peor, alientan en ella la sensación de que el PSOE sigue yéndose por los cerros de Úbeda. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid...

2 comentarios:

  1. Sin embargo, mal que nos pese, el debate autonómico va a ser central en los próximos meses y años. El resultado de las elecciones catalanas y vascas dará una imagen de por dónde va a ir la realidad, y puede ser potencialmente muy peligroso que a la crisis económica, a la casi bancarrota en que estamos se una un cuestionamiento constitucional y de la propia estructura del estado que se enfrenta seriamente a su desmembración. Desde Catalunya se asiste a un renovado fervor patriótico que fija en 2014 la definitiva independencia de Catalunya tras un referéndum de cuyo resultado no se duda. El PSOE puede no abordar este tema, pero aquí, donde yo vivo, el PSC está tocado y hundido, totalmente dividido y con un grado de confusión que lo hace inane ante el agudo debate que está habiendo. Yo que he votado en el 98 por ciento de las veces al PSOE, ahora tengo mis serias dudas, muy serias, de lo que significará mi voto a una formación en estado de shock, a nivel catalán, y, a nivel español, en coma profundo. Hay quienes piensan (yo no) que el federalismo es la última bala en la recámara para evitar el hundimiento de España como país unido. Por contra, yo no lo creo, pero tampoco sabría que salida darle, ni en qué sentido. Saludos, compañero.

  2. Comparto, Joselu, tu reflexión. Sin embargo, mi artículo iba más en otra línea argumental: la instrumentalización política que supone en parte lanzar un debate sobre el modelo autonómico. Te aseguro que, fuera de las autonomías más sensibles a este tema (Cataluña, País Vasco), es un debate que no interesa.

    Además, la crisis ha sido utilizada por los políticos para vender su discurso redentor, como si una reforma así fuera a solucionar los problemas fiscales o a generar más empleo. En este debate hay mucho interés por no peder beneficio, sin pensar que se trata (hasta ahora) de un modelo basado en la solidaridad interautonómica.

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